Teresa Pedro Esteban (derecha) y otros miembros de Asobagri. Crédito: Adam Finch/Root Capital
En los remotos rincones de la Sierra de los Cuchumatanes, la cordillera montañosa no volcánica más alta de Centroamérica, yacen campos de café escondidos entre las nubes y cuidados por comunidades indígenas predominantemente mayas. Situada en el altiplano occidental de Guatemala, esta región es conocida por producir algunos de los mejores cafés del mundo.
Asobagri, cooperativa formada por más de 1.200 productores certificados ecológicos y de Comercio Justo, y el primer cliente de Root Capital, tiene su sede en esta región.
El desafío
En los últimos 25 años, la industria cafetera guatemalteca se ha enfrentado a importantes retos que amenazaban su sostenibilidad y productividad, afectando especialmente a las mujeres del sector.
El cambio climático ha afectado al rendimiento del café por el aumento de las temperaturas y la irregularidad de las precipitaciones, lo que ha provocado un aumento de los brotes de plagas como la roya del café. Las fluctuaciones económicas y la volatilidad del mercado mundial han dificultado la rentabilidad de los pequeños agricultores, lo que ha llevado a muchos jóvenes a emigrar a zonas urbanas o al extranjero en busca de mejores oportunidades.
Las mujeres suelen llevarse la peor parte de estos retos, ya que se quedan atrás para gestionar las explotaciones agrícolas y los hogares, sometidas a una mayor presión por la escasez de mano de obra. Esto se ve agravado por las barreras adicionales a las que se enfrentan las mujeres, como el acceso limitado a la tierra, la financiación y los procesos de toma de decisiones.
Estos factores crean una inmensa presión sobre una industria vital para el sustento de innumerables familias.
Hilda Barrios, ex presidenta de la Comisión de Género de Asobagri. Crédito: Adam Finch/Root Capital
Nuestra colaboración
En 1999 -el año en que Asobagri exportó su primer saco de café a Estados Unidos-, Root Capital les prestó 73.000 dólares. Al año siguiente, la cooperativa reformó su estructura de gobierno y asumió un compromiso transformador para incluir la representación de los pequeños agricultores. Un elemento central de estos cambios fue la representación de las mujeres.
En los 25 años transcurridos desde que empezamos a trabajar con Asobagri, Root Capital les ha prestado más de 6 millones de dólares y les ha proporcionado más de 875 días de servicios de asesoramiento. Root Capital también ha proporcionado a Asobagri tres Subvenciones de Resiliencia: dos fueron para apoyar la protección de los empleados y asociados frente al COVID-19 y la otra para adquirir e implantar un software financiero para mejorar la gestión crediticia interna de la cooperativa.
«Tenemos reuniones mensuales con la junta directiva de Asobagri y la comisión de género. Ahora las mujeres tienen voz y voto. Podemos discutir cómo se puede ayudar a nuestros miembros en las comunidades», explica Hilda Barrios, ex presidenta de la Comisión de Género de Asobagri.
El impacto
La integración y promoción de las mujeres en puestos de liderazgo ha tenido beneficios de gran alcance para la comunidad. En 2019, 182 mujeres asociadas se unieron para lanzar «Café Dueñas». Este café especial se vende 2 $ más por saco en los mercados internacionales y es una importante fuente de ingresos para las mujeres.
«Dueñas Café es lo que nos representa como mujeres», dice Hilda. «Somos dueñas de nuestro propio producto. El café que vendemos por libras tiene mejor precio, a nivel nacional e internacional.»
Los beneficios del Café Dueñas se utilizan para crear un fondo que proporciona préstamos a bajo interés a las mujeres agricultoras para pagar las actividades previas a la cosecha, como la mano de obra crítica, y subvencionar los gastos sanitarios. Estos fondos también están disponibles para las esposas y compañeras de los asociados varones.
«Los ingresos adicionales han hecho que muchos no quieran emigrar porque aquí tienen la oportunidad de conseguir su propio dinero. También ha ayudado a sus hijos a no emigrar porque pueden ser miembros de la asociación», dice Hilda. Hoy, el 33% de los productores de Asobagri son mujeres. Aunque el cultivo del café no es intrínsecamente una tradición maya, estas comunidades indígenas han entretejido la producción de café con sus prácticas agrícolas más tradicionales y están enseñando a las generaciones futuras a hacer lo mismo.