Los pequeños agricultores son muy vulnerables al cambio climático. El aumento de las temperaturas y el cambio de los regímenes de precipitaciones reducen el rendimiento de las cosechas, devastan los ingresos y aumentan la pobreza. Las perturbaciones climáticas, como las sequías y las inundaciones extremas, pueden destruir explotaciones y vidas y provocar migraciones forzosas. Si no se toman medidas, se prevé que el cambio climático empuje a la pobreza a 130 millones de personas de aquí a 2030.