
Con demasiada frecuencia, las voces vitales de los clientes no siempre se escuchan por encima del bombo, o a través de la hiperactividad de los instintos empresariales y la creación de empresas. ¿Cómo pueden los empresarios cultivar y codificar una cultura de empatía y comprensión y poner siempre a los clientes en primer plano?