
A pesar de las innumerables tragedias, las tierras cafeteras de Colombia, durante mucho tiempo conflictivas, se han transformado recientemente de un modo que está llevando la esperanza, el optimismo y la mejora de los medios de subsistencia más lejos que nunca en el campo. De hecho, muchas cooperativas de agricultores de la región están afrontando y gestionando problemas como la roya del café en sus propios términos y están liderando una auténtica revolución en la calidad de las cosechas.