Para los jóvenes de muchas comunidades agrícolas, la agricultura se ha convertido en una mala palabra. Pero en Ocotepeque, Honduras, ag es cool.
Muchos jóvenes perciben la agricultura como una carrera difícil, poco gratificante o carente de vías de promoción profesional. A menudo, sus percepciones resultan ser ciertas y, en algunas zonas de Honduras, los retos a los que se enfrentan los jóvenes de las regiones rurales han alcanzado el nivel de una tormenta perfecta.
La enfermedad del cultivo del café conocida como la roya golpeó con especial dureza al país, destruyendo un gran porcentaje de los cafetos cultivados por muchos agricultores hondureños. Mientras se recuperan, estos agricultores deben tener en cuenta el cambio climático y las drásticas variaciones meteorológicas, que hacen difícil predecir dónde prosperarán los cultivos y dónde fracasarán.
Al ver que sus padres se enfrentan a estos retos, muchos jóvenes deciden abandonar por completo las comunidades agrícolas. Ya sea a las ciudades de Tegucigalpa o San Pedro Sula o a bordo de los trenes de mercancías que se precipitan hacia el norte, hacia Estados Unidos, este viaje está plagado de riesgos y, para quienes lo hacen, las oportunidades que buscan a menudo no llegan a materializarse.
Los dirigentes de COCAFELOL -una cooperativa cafetera de Ocotepeque- reconocieron que esta tendencia amenazaba la fortaleza de su comunidad, la seguridad de sus jóvenes y la sostenibilidad a largo plazo de su negocio. Así que pasaron a la acción.
Personal de COCAFELOL imparte un taller sobre agricultura orgánica para adolescentes de Ocotepeque.
«Para producir café de calidad, el productor necesita tener una vida de calidad», afirma la directora financiera Delmy Regalado. Delmy y su equipo han reflexionado mucho sobre la mejor manera de mejorar los medios de subsistencia de sus productores. ¿La solución que encontraron? Enseñar a los jóvenes de su comunidad por qué es importante el café.
Dirigido por Yeny Yamilet Salazar Reyes y Rosely Hernández, compañeras de Delmy, el personal de COCAFELOL ha diseñado una serie de programas educativos con temática cafetera para los hijos de sus productores, algunos de tan sólo siete años. Los niños más pequeños pueden participar en actividades extraescolares diseñadas para «cultivar el amor y la pasión por el café» mediante juegos y proyectos artísticos de temática cafetera. Una vez que los niños llegan a la adolescencia, COCAFELOL empieza a ofrecer formación profesional general en todo tipo de temas, desde la salud del suelo y el compostaje hasta la cata, la degustación y el control de calidad. Cuando terminan esta formación, pueden elegir especializarse en agronomía y agricultura ecológica, cata de café y formación de baristas, o gestión financiera.
A lo largo de estos programas, el personal de COCAFELOL ayuda a los niños con sus deberes: si tienen éxito en la escuela, argumentan, tendrán éxito en sus carreras y en su comunidad. Por último, pero no por ello menos importante, COCAFELOL contrata regularmente a los hijos de sus miembros nada más salir de estos programas, lo que garantiza un suministro constante de jóvenes talentos al tiempo que forma a los jóvenes para puestos de trabajo que realmente existen.
En COCAFELOL, los jóvenes pueden participar en todos los aspectos de la producción del café, ¡desde la recolección hasta la exportación y la degustación!
Para llevar a cabo un programa educativo tan sólido, COCAFELOL necesitaba una sólida base empresarial. Y los dirigentes de la cooperativa admiten que al principio no les resultó necesariamente natural. Tras conocer Root Capital en una conferencia sobre café en 2011, Delmy se puso en contacto con nosotros para saber qué necesitaría para solicitar un préstamo. «Necesitabas mucha información», reflexiona. «Sinceramente, al principio me intimidaba».
Pero tras participar en algunos de nuestros cursos de asesoramiento, Delmy y su equipo se dieron cuenta de que ya tenían toda la información financiera que necesitaban para completar su solicitud. Trabajamos con COCAFELOL para rellenar su primera investigación crediticia en 2015, y aprobamos un préstamo de 750.000 dólares ese mismo año. Devolvieron el préstamo en su totalidad, y actualmente están en vías de devolver una segunda línea de crédito de 1 millón de dólares el año que viene. Han utilizado esta financiación para comprar aproximadamente 120.000 libras de café a sus 338 miembros productores, y pagarles puntualmente por su duro trabajo. En un país donde el 65% de la población vive en la pobreza, no es poca cosa.
Los jóvenes de
Ocotepeque pueden elegir el programa que prefieran y formarse en las habilidades que necesitan para desempeñar el trabajo que desean.
Cuando se le pregunta qué le gusta de su trabajo, Rosely habla de la importancia de integrar la escolarización de los niños con programas educativos relevantes para los trabajos que probablemente acabarán desempeñando. «¡Y los padres están contentos de que sus hijos sigan carreras en la agricultura!», añade.
Para Yeny, todo se debe a que COCAFELOL no se limita a cultivar café. Están cultivando la pasión por un cultivo del que depende su comunidad, y fortaleciendo esa comunidad en el proceso. Sin embargo, añade, el trabajo no está exento de desafíos. Con una sonrisa de oreja a oreja, dice: «A veces es difícil conseguir que estos chicos aparten la vista de sus teléfonos». ¡Parece que algunas cosas son verdaderamente universales!
Apoyando a las empresas agrícolas que invierten en la próxima generación, podemos garantizar que los jóvenes encuentren mejores oportunidades en la agricultura.
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Todas las fotos de esta entrada de blog son de COCAFELOL.