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El ciclo mutuamente beneficioso

viernes abril 18th, 2014

ciclo mutuamente beneficioso

La relación mutuamente beneficiosa entre la empresa agrícola, el pequeño agricultor y el entorno natural.

Nota: En febrero, Root Capital publicó nuestro primer
informe temático
sobre los nuevos argumentos empresariales para que las instituciones financieras lleven a cabo la diligencia debida sobre las prácticas sociales y medioambientales de sus prestatarios y empresas participadas.

Esta es la segunda entrega de una serie que profundiza en esa diligencia debida social y medioambiental, abordando cuestiones como: ¿Qué buscamos en las empresas a las que prestamos, y por qué? ¿Cómo lo hacemos? ¿Y cómo se benefician los pequeños productores y las empresas agrícolas de África y América Latina, así como los exportadores, procesadores, minoristas y consumidores de todo el mundo?

Es probable que los lectores de este blog ya sepan que, de los 2.600 millones de personas que sobreviven con menos de 2 dólares al día, el 75% vive en zonas rurales y depende de la agricultura para subsistir. Se ven limitados por la falta de acceso a los mercados, los insumos agrícolas, la formación y la tecnología agrícolas, y el crédito. Recurren a medidas de supervivencia como la tala ilegal y la agricultura de roza y quema, que perpetúan un ciclo de pobreza y degradación medioambiental.

A menudo, las empresas agrícolas y las asociaciones de productores pueden ayudar a los pequeños agricultores a superar estas barreras. Lo hacen estableciendo una relación mutuamente beneficiosa con los pequeños agricultores y apoyando su adopción de prácticas agronómicas sostenibles. Es esta relación mutuamente beneficiosa entre la empresa agrícola, el pequeño agricultor y el entorno natural lo que constituye el núcleo de lo que buscamos en nuestro proceso de diligencia debida social y medioambiental.

En concreto, las empresas agrícolas suelen apoyar los medios de subsistencia de los productores y los ecosistemas de una o varias de las siguientes formas, cada una de las cuales se mide en nuestras Calificaciones Sociales y Medioambientales:

  1. Aumentar los precios a los productores y los salarios a los empleados
  2. Aumentar la productividad de los productores
  3. Aumentar la estabilidad de los ingresos de los productores
  4. Invertir o vincular a los productores con bienes públicos (por ejemplo, sanidad, educación, agua, transporte)
  5. Crear los incentivos e impartir la formación necesaria para mantener los ecosistemas de los productores.

En cuanto al medio ambiente, el locus de impacto es la relación entre las prácticas agronómicas de los clientes de Root Capital y sus agricultores proveedores, por un lado, y la integridad medioambiental del ecosistema de apoyo, por otro. En la medida en que esas empresas y sus proveedores inviertan en prácticas que mantengan la biodiversidad, mejoren la calidad del suelo y eliminen los residuos de forma responsable, sus ecosistemas seguirán proporcionando los servicios -regulación del clima, nutrientes y agua limpia- necesarios para unos medios de vida sanos. Las prácticas insostenibles, como el uso excesivo de agroquímicos o la extracción de nutrientes, tienen el efecto contrario, y el ciclo mutuamente beneficioso entre productor y ecosistema acabará rompiéndose.

La empresa, así como los exportadores, transformadores, minoristas y consumidores, también se benefician, ya que los agricultores proporcionan un suministro estable y seguro de productos agrícolas. Con el tiempo, puede surgir un ciclo de relaciones repetidas mutuamente beneficiosas a lo largo de la cadena de valor. Por supuesto, los intereses de los distintos agentes no siempre están alineados entre sí, sobre todo a corto plazo, y factores externos como la volatilidad del mercado de materias primas pueden perturbar estas relaciones. No obstante, en la medida en que puedan lograrse relaciones mutuamente beneficiosas en la agricultura a pequeña escala, toda la cadena de valor será más segura, resistente y sostenible.

Para que surja este ciclo mutuamente beneficioso -y para que las cadenas de valor agrícolas funcionen bien- deben cumplirse muchas condiciones previas que van desde la capacidad de los productores hasta una logística fiable. Desde nuestro punto de vista como prestamista agrícola especializado, hay dos lubricantes de la cadena de valor que desempeñan un papel especialmente crítico: la confianza y el crédito.

En el próximo post, profundizaremos en el papel que desempeñan la confianza y el crédito en el ciclo de beneficio mutuo.

Consulta el post anterior de la serie: ¿Qué es la diligencia debida social y medioambiental?