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Confianza y crédito: ingredientes críticos en el ciclo mutuamente beneficioso

jueves mayo 8th, 2014
Confianza y crédito: ingredientes críticos en el ciclo mutuamente beneficioso
Ervin Miranda

Ervin Miranda, director general de la cooperativa cafetera nicaragüense COOMPROCOM.

Esta es la tercera entrega de una serie que profundiza en esa diligencia debida social y medioambiental, abordando cuestiones como: ¿Qué buscamos en las empresas a las que prestamos, y por qué? ¿Cómo lo hacemos? ¿Y cómo se benefician los pequeños productores y las empresas agrícolas de África y América Latina, así como los exportadores, transformadores, minoristas y consumidores de todo el mundo?

En nuestro post anterior, describimos la relación mutuamente beneficiosa entre las empresas agrícolas, los pequeños agricultores y el entorno natural, que constituye el núcleo de lo que buscamos en nuestra diligencia debida social y medioambiental. Concluimos señalando el papel fundamental que desempeñan la confianza y el crédito para facilitar este ciclo mutuamente beneficioso. En el post de hoy, profundizamos en cada uno de ellos.

El papel del «Compromiso» (Confianza)

En América Latina, los empresarios y agricultores con los que trabajamos hablan a menudo de la fuerza del «compromiso» (o confianza) entre ellos. La confianza es a la vez resultado y causa del ciclo mutuamente beneficioso entre las empresas agrícolas que invierten en los pequeños agricultores, y los pequeños agricultores que entregan su cosecha a la empresa en las buenas y en las malas cosechas. La confianza se convierte en una profecía autocumplida.

Para explicarlo con más detalle, los agricultores suelen tener la opción de elegir a los compradores de su cosecha, entre los que se incluyen una o varias empresas agrícolas y diversos intermediarios y comerciantes locales, algunos de los cuales pueden utilizar prácticas de explotación (por ejemplo, pesar las cosechas de los agricultores en balanzas amañadas para subestimar el peso). Antes de cada temporada, los agricultores suelen acordar con una empresa aproximadamente el volumen que le entregarán, y la empresa busca contratos con sus propios compradores basándose en estas estimaciones de volumen.

Los agricultores cuyos medios de vida mejoran gracias a la empresa, y que confían en que ésta equilibrará sus intereses con los de los agricultores a corto y largo plazo, cumplirán el volumen prometido a esa empresa lo mejor que puedan. De este modo, permiten a la empresa cumplir con éxito sus propios contratos de exportación. Con el efectivo de estas ventas, la empresa puede permitirse abonar pagos mayores y más tempranos a los agricultores y ayudarles a invertir en su propia productividad, impulsando un ciclo mutuamente beneficioso que, a su vez, apoya la capacidad de la empresa para reembolsar a los acreedores.

Por el contrario, cuando los agricultores no confían en que la empresa les pague un precio más alto y puntual, es más probable que «vendan aparte» la cosecha que prometieron a la empresa a intermediarios locales, que pueden ofrecer dinero por adelantado. Esto puede hacer que la empresa incumpla los contratos de venta con sus propios compradores. Como consecuencia, la empresa, al carecer de entradas de efectivo procedentes de las ventas, no realiza pagos adecuados o puntuales a los agricultores. A su vez, los agricultores se vuelven aún más propensos a la venta lateral en el futuro, y se produce un círculo vicioso que pone en peligro el bienestar de ambos, así como el capital de los acreedores de la empresa.

Caso práctico de un cliente: COOMPROCOM

Un agricultor afiliado a nuestro cliente COOMPROCOM, una cooperativa cafetera de Nicaragua, lo resume bien: «A COOMPROCOM le molesta que los miembros vendan en el mercado (local) [instead of to COOMPROCOM]. Es como si sólo esperaran los beneficios de la cooperativa sin contribuir realmente. Deberíamos ayudar a la cooperativa para que ella pueda ayudarnos a nosotros». En la temporada más reciente, COOMPROCOM pagó primas a los agricultores del 5 al 10% sobre el precio del mercado local. De igual o mayor importancia para los agricultores son los pequeños préstamos que COOMPROCOM pone a su disposición para emergencias o para superar «los meses flacos». A cambio, los agricultores de COOMPROCOM entregaron a COOMPROCOM el 90% del café que habían prometido, lo que le permitió aumentar sus volúmenes de ventas un 33% respecto al año anterior. (Hay disponible un estudio de caso de impacto completo sobre COOMPROCOM aquí).

El papel del crédito

El crédito desempeña un papel fundamental en el círculo virtuoso. Si la empresa carece de efectivo en caja para comprar los cultivos de los agricultores en el momento de la cosecha, obligando a los agricultores a la venta lateral, o si la empresa no puede acceder a un préstamo a largo plazo para invertir en equipos de procesamiento, el ciclo entre la empresa y el productor se rompe. A su vez, esto puede hacer que los agricultores adopten tácticas de supervivencia a corto plazo, perjudiciales para el medio ambiente. Los préstamos de Root Capital y otros financiadores desempeñan este papel lubricando las cadenas de valor agrícolas que aportan beneficios a los pequeños agricultores y al medio ambiente.

La diligencia debida social puede ayudar a los financieros a buscar indicadores de un ciclo mutuamente beneficioso entre los agricultores y la empresa que impulse una próxima temporada de cosechas con éxito y demuestre su resistencia a las perturbaciones del mercado. El crédito tendrá un mayor impacto allí donde exista este círculo virtuoso. Los financiadores con una visión a más largo plazo también pueden utilizar la diligencia debida medioambiental para evaluar si las prácticas de los agricultores y de la empresa están conservando o degradando el ecosistema local, que es necesario para sostener el éxito de la producción -y los medios de vida rurales- mediante futuras cosechas.

Consulta las demás entradas de esta serie:

¿Qué es la diligencia debida social y medioambiental?

El ciclo mutuamente beneficioso