Cuando preveo cómo hacer que la agricultura funcione para el mundo, pienso en un sistema que alimente a la población mundial de nueve mil millones de personas que se espera para 2050, especialmente a los que se encuentran en ciclos de hambre crónica y desnutrición. Pienso en mejores prácticas agrícolas que aumenten el rendimiento y la productividad, y que mejoren drásticamente los ingresos de los pequeños productores y de los pobres rurales. Pienso en una industria alimentaria ilustrada, lo más local posible, que cree buenos empleos en todas las cadenas de valor y proteja los ecosistemas frágiles y la biodiversidad en todas partes. Y pienso en la agricultura como un igualador crucial de oportunidades para las mujeres y las niñas, que proporciona dignidad a las poblaciones más marginadas de la tierra.
Visita a los cultivadores de café a orillas del lago Kivu, en el oeste de Ruanda
Cada uno de nosotros se beneficiaría de un sistema así, especialmente los 450 millones de pequeños agricultores del mundo que, junto con los socios, insumos y servicios adecuados, pueden desempeñar un papel fundamental para hacer realidad esta visión tan ambiciosa.
Sin embargo, la inmensa mayoría de los pequeños agricultores son incapaces de hacer contribuciones tan profundas a nuestro bienestar global. Están atrapados en el tiempo porque carecen de inversiones adecuadas, tanto en términos de capital como de conocimientos, así como de acceso al mercado y de capacidades básicas como la gestión financiera y las prácticas agronómicas adecuadas. Root Capital ha pasado los últimos 15 años desempeñando un papel pequeño pero cada vez más significativo en el desbloqueo de las oportunidades de la agricultura. Cada préstamo que concedemos es una gota en el océano, pero esas gotas superarán los 1.000 millones de dólares en préstamos acumulados a finales de este año, y no hemos hecho más que empezar.
Aun así, por mucho que escalemos o por mucho que empujemos la frontera, Root Capital, a través de nuestra prestación directa de servicios, nunca llegará por sí sola ni de lejos a esos 450 millones de familias campesinas trabajadoras.
Por eso, el año pasado, nos unimos a otros prestamistas sociales para lanzar una alianza del sector llamada Consejo de Financiación de la Pequeña Agricultura (CSAF). Juntas, nuestras organizaciones trabajan junto a muchas otras, como BRAC, One Acre Fund y Opportunity International, para catalizar un próspero mercado financiero que algún día sirva a todas las empresas agrícolas y hogares agrícolas a los que ninguno de nosotros podría llegar por sí solo.
Estamos progresando. El total de préstamos entre los miembros de la CSAF ha aumentado un 56% respecto a hace sólo un año. A principios de este mes El CSAF publicó su informe anual sobre el «estado de la unión», citando que el año pasado, nuestros siete miembros prestaron colectivamente 560 millones de dólares a pequeñas empresas agrícolas en crecimiento conectando a 1,2 millones de pequeños agricultores con los mercados formales. Está muy lejos de satisfacer la demanda de capital de todo el sector agrícola minifundista, pero sin duda es un paso en la dirección correcta.
Hace años, Root Capital era una de las pocas organizaciones que concedían préstamos a empresas agrícolas de África, Asia y América Latina. Hoy en día, existe una alianza de prestamistas sociales implicados en este trabajo y un creciente grupo de homólogos que adoptan enfoques similares o complementarios, generando la sana competencia y colaboración necesarias para construir un sector duradero de financiación de la agricultura a pequeña escala.
Que haya surgido algo así es, en gran medida, gracias a vosotros, los donantes e inversores de Root Capital, que habéis creído firmemente en el poder de la financiación empresarial e inclusiva; a nuestros clientes, que han demostrado que una empresa agrícola puede devolver sus préstamos, crecer y crear impacto para los agricultores, las comunidades y los ecosistemas; a los compradores, que nos han acogido como socios comerciales de confianza; y a nuestros compañeros, que han servido como valiosos socios comerciales y de pensamiento, ayudándonos a cada uno de nosotros a navegar por las aguas a menudo agitadas del desarrollo agrícola en los mercados emergentes.
Para terminar, me gustaría hacer una pausa, dar un paso atrás y simplemente decir gracias. Tenemos suerte de que formes parte de la familia de Root Capital. Juntos, estamos aumentando la prosperidad rural y haciendo que la agricultura funcione para el mundo.
Mi más sincero agradecimiento,
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