Fany Paty siempre quiso dirigir su propio negocio.
Como muchos empresarios, Fany anhelaba un trabajo en el que pudiera tener un horario flexible y un grado saludable de independencia. Pero para Fany no se trataba de una cuestión de preferencias personales. Necesitaba ganar suficiente dinero para mantener a su familia y, al mismo tiempo, tener tiempo para cuidar de ellos día a día.
Cuando Fany se trasladó del centro turístico peruano de Cuzco a la pequeña ciudad andina de Arequipa con su marido y su hijo Khalef, de cuatro años, en 2014, no conocía a nadie. Dice Fany: «Éramos una familia que estaba sola aquí. No teníamos a nadie que llevara a Khalef al colegio, ni que lo recogiera. Así que nuestro objetivo era encontrar un negocio en el que pudiéramos trabajar y seguir estando con nuestros hijos.»
Para Fany y su marido, un negocio de tejidos parecía algo natural. La región andina de Perú tiene una larga historia de producción textil, y gracias a la naturaleza independiente de la profesión, muchos tejedores pueden trabajar desde sus propias casas en lugar de en fábricas. Sin embargo, gran parte de este trabajo es estacional y depende de los turistas que acuden en masa a los Andes peruanos entre mayo y octubre. Cuando empieza a llover a cántaros, el turismo se ralentiza y muchos tejedores luchan por encontrar trabajo. Si Fany y su marido hubieran decidido emprender el camino por su cuenta, quizá no habrían encontrado suficientes clientes para generar los ingresos que necesitaban para mantener a una familia.
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Root Capital ha trabajado con Art Atlas durante los últimos 10 años, proporcionando financiación crítica que ha desbloqueado un aumento de casi diez veces en los ingresos de la empresa y ha permitido a Art Atlas crear puestos de trabajo para 270 empleados artesanos como Fany y su marido. Y gracias a las sólidas relaciones que ha establecido con compradores y comerciantes internacionales, Art Atlas puede exportar textiles durante todo el año, generando ingresos para sus empleados que no desaparecen cuando termina la temporada turística.
Cuando Fany se acercó por primera vez a Art Atlas en busca de trabajo, explicó al director general que necesitaba trabajar desde casa para poder cuidar a su hijo. Y aunque Fany y su marido sabían tejer, no podían permitirse comprar un telar.
La empresa no sólo estaba dispuesta a adaptarse a la necesidad de flexibilidad de Fany, sino que también le concedió un préstamo para comprar un telar mecanizado, una inversión que permitiría a Fany y a su marido producir mucha más tela de la que podrían producir con un telar manual más barato.
Dos años después, Fany ya tiene dos telares y una empleada; dirige su propio negocio, como siempre había querido. ¿Y Khalef? Ahora tiene seis años y es hermano mayor de dos hermanos pequeños. Según Fany, le gusta dibujar y hacer papiroflexia: «un artista como su madre», dice con una sonrisa radiante.
Cuando le preguntan cómo puede trabajar un día entero y cuidar de tres niños pequeños al mismo tiempo, Fany se limita a reír y a decir: «¡Porque soy Superwoman!».