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Desde Guatemala: Tres ideas para mejorar la formación agrícola

viernes enero 16th, 2015

Resumen_ejecutivo_portada-1El mes pasado compartimos una de las conclusiones de nuestro reciente estudio de impacto multicliente: que la afiliación a cooperativas estaba asociada a un uso más generalizado de prácticas agrícolas sostenibles por parte de los agricultores.

Sin embargo, a pesar de estos signos de mejora, también descubrimos que el uso general de prácticas agrícolas sostenibles seguía siendo limitado. La mayoría de los cooperativistas declararon utilizar sólo un puñado de las 10 prácticas agrícolas sostenibles examinadas en el estudio. Cuando utilizaban estas prácticas, los miembros solían aplicarlas de forma incorrecta o incoherente de un año a otro, debido a las limitaciones económicas o a sus escasos conocimientos agronómicos.

Sabemos que el uso inadecuado de prácticas de producción sostenible no es exclusivo de las cuatro cooperativas de este estudio y puede observarse en campos y granjas de todo el mundo.

Existe aquí una oportunidad de impacto importante, pero a menudo pasada por alto. Si las cooperativas rurales -a menudo los principales o únicos proveedores de servicios en estas comunidades remotas y marginadas- pudieran mejorar sus propios servicios de extensión agraria, también podrían mejorar significativamente los medios de subsistencia de los agricultores y la salud medioambiental.

A la luz de este estudio y de nuestro trabajo con cientos de otras organizaciones de agricultores, empezamos a hacer una lluvia de ideas sobre posibles mejoras que las cooperativas podrían aplicar por sí mismas o con socios.

Aquí tienes tres ideas:

1. Proporcionar más ayudas a los agricultores para la producción o compra de fertilizantes.

Uno de los mayores retos para los pequeños agricultores de todo el mundo es acceder a los fertilizantes y aplicarlos adecuadamente y en cantidades suficientes. Incluso si está disponible, a menudo no pueden acceder a suficiente materia orgánica, como pulpa de café o estiércol, para satisfacer plenamente las necesidades nutritivas de sus cafetos. Y, por lo general, no pueden permitirse comprar más abono para compensar la diferencia.

Lo vimos en los estudios de Guatemala, y hemos observado retos similares en las cooperativas de café de toda nuestra cartera. Durante nuestra diligencia debida medioambiental, aproximadamente el 40% de los clientes de cooperativas de café mencionaron la degradación del suelo -por una gestión inadecuada de la fertilidad y/o la erosión- como una grave amenaza para sus proveedores agricultores.

Sin embargo, también hemos visto muchos ejemplos de clientes que están haciendo más para apoyar a los agricultores en este ámbito. Por ejemplo, dos clientes peruanos gestionan plantas de fertilizantes orgánicos -ambas financiadas por Root Capital- para proporcionar a sus miembros un suministro inmediato de fertilizantes a precios subvencionados. Del mismo modo, un cliente mexicano proporciona a sus miembros formación específica sobre cómo crear abono orgánico a partir de materiales locales, utilizando el vermicompostaje -el compostaje mediante lombrices- y otros métodos.

2. Adaptar la formación a las necesidades de cada miembro.

Con muchos clientes cafeteros vemos la oportunidad de que las cooperativas personalicen sus actividades de formación para identificar y responder mejor a las necesidades únicas de los miembros. Por ejemplo, algunos agricultores del estudio de Guatemala solicitaron formación en la explotación como complemento a los talleres centralizados, idealmente en sus lenguas locales en lugar de en español.

La formación personalizada también podría ayudar a reducir la brecha de conocimientos entre los agricultores y las agricultoras, que según nuestro estudio están menos familiarizados con las técnicas de producción de café que los miembros masculinos.

3. Aprovechar los datos y la tecnología para reforzar la formación.

Antes de este estudio, las cuatro cooperativas guatemaltecas carecían de datos detallados sobre las prácticas agronómicas utilizadas por sus miembros, lo que dificultaba la identificación de los puntos fuertes o las áreas de mejora.

El análisis de las explotaciones individuales, utilizando datos recogidos mediante inspecciones internas o estudios externos como éste, podría ayudar a las cooperativas a desarrollar o facilitar planes de formación más específicos. Root Capital está estudiando cómo podríamos ayudar a los clientes en este ámbito, por ejemplo, ayudándoles a pasar de sistemas de inspección agrícola en papel a sistemas móviles, lo que podría permitir la agregación de datos y un análisis más profundo.

Próximos pasos

Para muchas cooperativas, estas ideas probablemente requieran recursos incrementales, como personal técnico adicional, quizá con conocimientos más amplios o profundos; inversión en sistemas o herramientas de gestión de datos; o fondos para cubrir el aumento de los costes de funcionamiento. Es posible que algunas cooperativas no puedan mejorar sus servicios sin el apoyo externo de financiadores, proveedores de asistencia técnica, organizaciones de certificación o compradores.

Consciente de ello, Root Capital está empezando a explorar los factores que impulsan y los obstáculos que impiden a las empresas agrícolas locales prestar un apoyo agronómico eficaz a sus agricultores proveedores. Al comprender mejor las limitaciones específicas a las que se enfrentan las empresas de nuestra cartera, esperamos poder ayudarlas mejor a mejorar sus servicios y, por extensión, el comportamiento medioambiental de sus miembros.

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