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Cómo invertir en los jóvenes prepara a las empresas cafeteras para el éxito a largo plazo

Publicado por: Root Capital, | martes septiembre 24th, 2019

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Duban Gómez Alvarado creció esperando entrar algún día en el negocio familiar: el cultivo del café. Los Alvarado han trabajado los florecientes campos del oeste de Colombia durante generaciones, pero en los últimos años el cambio climático ha puesto en peligro el rendimiento de sus cosechas. Simultáneamente, el precio mundial del café se ha desplomado por debajo del coste de producción, dejando a muchos agricultores sin ingresos para vivir. «Durante muchos años, en mi familia hemos sido cultivadores de café», dice Duban, «pero no me convence la perspectiva de continuar con el trabajo de mi familia».

En Root Capital creemos que las mejores soluciones a estos retos proceden de las personas que se enfrentan a ellos cada día. Por eso nos asociamos con USAID Feed the Future para crear un Fondo de Resiliencia que apoye a las empresas cafeteras para que aborden estos retos mediante la innovación. El Fondo de Resiliencia forma parte de la Asociación para un Café Sostenible, un proyecto de tres años apoyado por USAID y Keurig Dr Pepper

Inspirándonos en nuestro exitoso programa de Subvenciones para la Igualdad de Género, estamos proporcionando a clientes selectos subvenciones únicas para apoyar enfoques innovadores que combatan el cambio climático, promuevan la inclusión de género y mejoren los medios de subsistencia. En los dos últimos años, hemos concedido subvenciones a la resiliencia a 10 empresas de Perú y Colombia y hemos facilitado un proceso participativo para diseñar sus proyectos.

Como era de esperar, muchos de los beneficiarios destinaron sus fondos a proyectos centrados en jóvenes como Duban. Estas empresas entienden que el futuro del sector cafetero depende de que la agricultura sea una carrera viable para la próxima generación. He aquí algunas de sus historias.

Amplificar las voces de los jóvenes

Durante más de dos décadas, Red Ecolsierra ha apoyado la producción de café ecológico de primera calidad de más de 350 familias en la escarpada cordillera de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia. Pero la cooperativa ha experimentado un cambio en los últimos años. Tras ver cómo sus familias luchaban contra los bajos rendimientos de la roya en 2014 y los actuales precios récord del café, los jóvenes empezaron a desvincularse de la cooperativa. El coordinador de proyectos de Red Ecolsierra, Javier Pacheco, recuerda que «los miembros de la asociación nos decían: ‘es importante contar con la aportación generacional’, pero en realidad no sabíamos lo que hacían los jóvenes.»

Con el futuro de la organización en peligro, Red Ecolsierra utilizó su subvención de resiliencia para crear un comité de jóvenes que se sienta debajo de la junta directiva principal de la asociación. Además de opinar sobre las decisiones de la cooperativa, los miembros del comité también reciben una serie de clases de administración de empresas y agronomía pagadas por la subvención de resiliencia. De este modo, el programa amplifica las voces de los jóvenes en la asociación, al tiempo que mejora su capacidad para tomar decisiones en la granja y en la sala de comités. 

«Trabajando con los jóvenes, nos dimos cuenta de dónde podíamos fortalecernos», señala Javier. Atribuye gran parte del progreso de la cooperativa en los dos últimos años a la participación de los jóvenes: «Sin ella, creo que llegaríamos mucho más tarde a conseguir lo que hemos logrado hasta ahora».

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Equipar a los jóvenes para mejorar las prácticas agrícolas

«Los jóvenes que están en la región quieren cambiar su estilo de vida», señala Alexandra Puliche, miembro de la Federación Campesina de Cauca (FCC) en Colombia. Ante las enfermedades inducidas por el clima y los precios crónicamente bajos, dice Alexandra, «no les interesa la agricultura». Así que la federación decidió utilizar su subvención de resiliencia para mejorar los ingresos de sus productores y demostrar a los jóvenes de la comunidad que pueden tener un futuro en el Cauca. ¿La clave? Agricultura ecológica.

Con la ayuda del Fondo de Resiliencia, FCC facilitó talleres para los hijos adultos jóvenes de los agricultores y los formó como promotores: educadores que con el tiempo impartirían sus propios talleres para ayudar a los miembros de la federación a pasarse a la agricultura ecológica. Además, equiparon a estos promotores con tecnología de telefonía móvil para ayudar al equipo de extensión agronómica a realizar un seguimiento de los cambios en la producción ecológica provocados por el programa.

Los agricultores de toda la federación están pasando de la agricultura convencional a la ecológica. El proceso es largo, pero a medida que los agricultores puedan vender su café con una certificación ecológica, sus ingresos aumentarán. Algunos incluso han empezado a preguntar cómo pueden inscribir a sus propios hijos en el programa. Para los dirigentes de la cooperativa, se trataba de una señal prometedora. No sólo garantiza que el programa tenga un futuro más allá de esta subvención única, sino que también señala un cambio en la mentalidad de la comunidad hacia los proyectos sociales. Antes, los cooperativistas sólo querían participar en proyectos a corto plazo centrados en el aumento de la productividad de los cultivos; pero ahora FCC cuenta con la aceptación necesaria para invertir en proyectos de resiliencia a largo plazo, aunque conlleven costes iniciales.

Catador Joven

Crear empleo para los jóvenes

Durante años, los miembros de la cooperativa José Olaya vendieron su café en función del peso, sin tener en cuenta las diferencias de calidad. Por ello, la cooperativa no pudo llegar a los mercados de cafés especiales, que supondrían un precio más alto para sus miembros. Aunque la cooperativa quería hacer un cambio, en su pueblo de Quillabamba (Perú) no había especialistas en control de calidad para contratar.

Al mismo tiempo, los bajos precios y la falta de empleos no agrícolas obligaron a muchos jóvenes a emigrar a ciudades más grandes en busca de oportunidades económicas. Así que José Olaya utilizó su subvención de resiliencia para crear su propio departamento de control de calidad, formado íntegramente por jóvenes de la comunidad.

La cooperativa contrató a un especialista en control de calidad de otra parte del país para que impartiera talleres sobre análisis físico y sensorial a cinco jóvenes de familias productoras de café. Una de esas participantes fue Nayra Caroly Cahuaniri Miranda. «La primera vez que fui a clase», recuerda, «no entendía nada, me sentía perdida». Pero tras unas cuantas clases empezó a detectar notas de sabor diferentes. «A partir de ahí», dice, «he seguido aprendiendo y ahora quiero seguir entrenando mis habilidades cafeteras». 

Tras estos talleres, la cooperativa contrató a tres de los aprendices para formar el equipo de control de calidad de la organización, incluida Nayra. La subvención también pagó a los jóvenes aprendices para que viajaran a las granjas de los miembros y les instruyeran sobre los procesos posteriores a la cosecha para mejorar la calidad del café.

José Olaya ha observado una notable disminución del número de judías defectuosas que llegan a la cooperativa. Esta mejora de la calidad del café significa que la cooperativa puede vender cafés de precio diferenciado a los compradores, impulsando los medios de subsistencia de sus miembros agricultores y mostrando a los jóvenes de la comunidad un modelo de carrera sostenible en la agricultura.

Duban sonríe con la camiseta RootDuban (dcha.) está en su granja con Elizabeth Meneses, otra beneficiaria del proyecto de becas de resiliencia que ahora trabaja comopromotora de    para FCC.

Diferentes métodos, un objetivo: crear empresas cafeteras más resistentes

Al finalizar estas ayudas a la resiliencia, estamos orgullosos del trabajo que han realizado. Proyectos como los perfilados aquí seguirán proporcionando beneficios a estas cooperativas durante años. 

En cuanto a Duban, sigue trabajando en las tierras de su familia, y ahora no tiene planes de marcharse. En el marco de la subvención de resiliencia, FCC ayuda a pagar el programa universitario en el que Duban se está formando como ingeniero agrónomo. «Ganarse la vida en la granja es un reto, pero es satisfactorio», afirma. Los fines de semana y las vacaciones, pone en práctica en la granja de su familia las habilidades que aprendió en clase, y está empezando a ver resultados. 

Con sólo un poco de apoyo, jóvenes como Duban pueden imaginar un futuro en el cultivo del café. Haciendo partícipes a los jóvenes de la comunidad, aprovechando sus habilidades únicas y ofreciéndoles oportunidades de empleo alternativas, podemos construir un sector cafetero resistente, empresa a empresa.

Fotos © C.A.C. Jose Olaya. Federación Campesina del Cauca, y Capital Raíz